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El presidente Milei anunció que iba a hacer un ajuste recortando subsidios y equilibrando el déficit del país, y la mayoría de los argentinos lo votaron e, incluso ahora, que se está encareciendo el nivel de vida de todos, lo siguen defendiendo con la ilusión de que “un esfuerzo ahora nos garantiza bienestar después”, sin embargo, suelen decir que el tiempo aclara todo y de a poco empezamos a ver indicios sobre esto.

Fernando Retamozo. Politólogo y Periodista.

 

La Asociación Americana de Psicología lo define al Síndrome de Estocolmo como una respuesta mental y emocional «en la que un cautivo (por ejemplo, un rehén) muestra aparente lealtad e incluso afecto hacia el secuestrador». Las distorsiones como la negación, minimización y racionalización, son ejemplos, profundizando en la negación, los expertos dicen que funciona como una coraza ante las realidades intensas, convirtiéndose en un mecanismo de defensa que le posibilita ignorar situaciones desfavorables.

En esta línea, podríamos hacer una analogía con este fenómeno y aplicarlo a diversos contextos, desde secuestros hasta la defensa de modelos económicos y, en la política argentina, se ha instalado esa idea al hacer referencia a los votantes y adherentes a un espacio político que los perjudica económicamente o les restringe los derechos. 

Por ello, es inevitable no hacer alusiones directas en este contexto, donde el presidente Milei anunció a todo el país que iba a hacer un ajuste recortando subsidios y equilibrando el déficit del país y, la mayoría de los argentinos lo votaron, incluso ahora que se está encareciendo el nivel de vida de todos, lo siguen defendiendo con la ilusión de que “un esfuerzo ahora nos garantiza bienestar después”, el cual es un relato que los argentinos ya escuchamos varias veces.

El boleto del colectivo, la luz, el agua, el combustible, la cuota de los colegios, los medicamentos, las prepagas, entre otras cosas, se incrementan en forma desproporcionada a comparación con los salarios, que según el investigador del Instituto de Estudios y Formación de la CTA – Autónoma, Luis Campos, en base a los datos oficiales del INDEC, confirmaba la peor caída desde la híper de fines de los ’80. Lo cual significa que en solo un mes los trabajadores del sector privado registrado perdieron un 11,5% y los del sector público un 15,9%.

En relación con esto, hay que destacar que lo que una familia invertía en servicios y tarifas se triplicó en solo dos meses, es decir, si antes esa erogación representaba el 10% del salario, ahora el gasto de los servicios esenciales como transporte, luz y agua, simbolizan el 30% de la remuneración promedio.

Según el Observatorio Social de la Universidad Católica, el mayor centro de estudios privado, la población en situación de indigencia pasó del 9,6% en el tercer trimestre de 2023 al 14,2% en diciembre de 2023 y al 15% en enero de 2024, mientras que el nivel de pobreza subió del 44,7% observado en el tercer trimestre de 2023 al 49,5% en diciembre y al 57,4% en enero.

Resultado de la depreciación de la moneda y la escalada sin freno de los precios de productos de la canasta básica que hicieron trizas la capacidad de compra de los sectores medios, que rápidamente pasaron a engrosar las dramáticas cifras de la pobreza en la Argentina, que hoy se estima en casi 27 millones de personas.

Lo curioso de todo esto es que el presidente avisó y la gente lo acompañó igual, prefirió un ajuste rabioso que al otro modelo y se debe respetar, ya que la mayoría tomó la decisión y solo esa mayoría le debe marcar el límite del ajuste. Por eso, la oposición tiene poco para hacer.

Suelen decir que el tiempo aclara todo y de a poco empezamos a ver indicios sobre esto, conforme a la consultora Opina Argentina la imagen del presidente bajó un 4% con respecto al último mes, mientras que en los sondeos de Zúban Córdoba, ya son mayoría quienes le asignan mayor responsabilidad al gobierno actual, por la mala situación económica.

La misma muestra de diciembre del año pasado, destacaba que solo el 25,5% responsabilizaba a Milei y un 50,8% al gobierno saliente, pasando por enero del 2024 donde el 39,1% apuntaba contra el gobierno libertario y el 45,9% al gobierno de Alberto Fernández, mientras que ahora el 50,8% culpa a la gestión actual y el 47% a la anterior.

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