Este sábado 28 de enero, el periodista, Carlos Garcia Coni, cumplió 58 años con la comunicación social. En una charla exclusiva con CE Multimedios, recorre sus inicios, los diversos momentos de su carrera, y su presente, cargado de proyectos y profesionalismo.
Nacido en Buenos Aires, hijo de médico de Gendarmería, fue parte de la primera promoción de maestros de la Escuela Secundaria en Concepción. En su infancia hizo cuanto deporte se le presentara en el camino: fútbol, básquet, atletismo, gimnasia y eso lo fue llevando a aproximarse al mundo del deporte. Charlamos con el periodista.
-El inicio de todo
“Algo inédito en la familia” dice entre risas, sobre su aproximación al deporte: primero, practicándolo en su infancia y juventud, en el marco de las actividades escolares de educación física. Luego siguiendo las cadenas, a través de la radio, de las transmisiones de los partidos y las carreras: “antes las radios tenían onda corta y onda larga, entonces podías sintonizar fútbol o automovilismo, tenías que tener una radio enorme que funcionaba regularmente a batería, donde podía escuchar las carreras y el fútbol”, recuerda el periodista, mencionando que ello lo fue incorporando a una cultura deportiva.
“El deporte me gustaba seguirlo y me gustaba practicarlo. Al ser de un pueblo chico como Concepción, si no te reunías en los asaltitos, hacías algún deporte, y yo hacía ambas”, menciona entre risas, mientras recuerda que eso fue creando en él una conciencia deportiva, aproximándolo a los deportes, que además le gustaba escuchar.
Tal es así, que aún hoy recuerda como anécdota los castigos de su madre ante alguna travesura de niño: “cuando me portaba mal o me mandaba una macana, mamá, lo primero que hacía era cortarme la radio. No me permitía escuchar el domingo los partidos de fútbol, que para mí eran claves, porque los vivía con mucha intensidad”.
Esa actividad deportiva constante en su vida, hizo que los caminos se encontraran con Néstor Zubizarreta, corresponsal del diario El Territorio en Concepción de la Sierra. “Me fue permitiendo escribir algo, él lo trasladaba al diario, y el diario lo publicaba. Generalmente era del fútbol, algún acontecimiento deportivo, el día del estudiante” menciona y añade “eso lo hice en la secundaria”.
-El pase de gol al “bautismo de fuego”
Una vez finalizado el secundario, un Carlos joven viaja a Corrientes para estudiar medicina, siguiendo la costumbre familiar, pero el carnaval correntino y un noviazgo incipiente hicieron cortocircuito con esa carrera: “No me encontré con el estudio, pero tampoco era algo que me atrapara” refiere, pero aclara que “tampoco es que me haya ido tan mal, aprobé unos parciales, pero no era algo que me apasionara”. Volviendo sobre esos años, reflexiona que lo hizo más que nada para conformar a su padre y “cumplir con estudiar”.
Esa “continuidad familiar”, el amor por la medicina que no lo terminó de convencer, lo llevó a volverse a Concepción. “Casa y comida tendrás, pero para tus gastos tendrás que trabajar” es la frase de su padre con la que recuerda esos días, donde resolvió desempolvar su título de maestro.
Con sus recién cumplidos 18 años, comenzó primero en la escuela Caá Guazú del Paraje La Corita, Santa María. Al cabo de unos meses, le otorgaron una suplencia en Concepción, lo que le facilitó más las cosas.
Pero pasado un año de actividad docente, Carlos decide viajar a Posadas para comenzar una nueva carrera: profesorado de ciencias naturales en el Instituto Montoya. “Llégo hasta tercer año, pero coincidentemente con eso, por una proximidad a El Territorio, en el año 65’, me mandan a San Juan a cubrir el Campeonato Argentino de Básquet” remarca Carlos, que al mismo tiempo lo titula como “el bautismo de fuego”: el 28 de enero de 1965 hizo su primera nota.
Establecido en Posadas, su relación con el medio gráfico local comienza a través de correcciones, y recuerda que, por esos días, fueron dos maestros para él Carlos Lucero y Mario Cristin. Eso hace que, al poco tiempo, comience su actividad tanto televisiva como radial, en marzo de 1967, en LT17 Radio Provincia de Misiones, y 1970 en Ultravox TV Canal 2 de televisión.
LT4, Canal 12, Radio A, Canal 2, son algunos de los medios provinciales en los que, a lo largo de los años, brindó su labor de “periodista de pasión”, como muchos de sus colegas hacen referencia cuando hablan de él.
-“Lo mío es absolutamente empírico”
Cada vez que puede, Carlos aclara que su profesión descansa en los cimientos de tu experiencia propia, a través de las primeras líneas que escribió sobre esas tardes enteras de escuchar transmisiones por la radio, luego en las correcciones y redacciones en las que intervino, como los primeros pasos en las coberturas de eventos. “Lo mío es absolutamente empírico, porque no tiene nada de claustros” aclara. No obstante, menciona que, “allá por el 2001, cuando tuve un bajón profesional, después de dejar Canal 12 y transitar la última parte por LT4, hice un curso, a través de internet, para ir puliendo cosas”.
Recuerda el año 2003 como un “relanzamiento” de su carrera, teniendo en cuenta que venía de ese impasse profesional, de la mano de Misiones Sport, el portal deportivo de Misiones Online.
-51 años de Fórmula Tuerca
Cuando Carlos habla de una pasión inagotable, indudablemente lo refleja en el día a día de su labor y la entrega a su proyecto insignia: Fórmula Tuerca.
«Veo que se vaya actualizando, y eso me va llevando a mantener la pasión, no tiene la fuerza de los 18 años, pero sigo manteniendo el concepto de que para ser periodista hay que estar las 24 horas» relata, convencido de que, al margen de que, en parte, eso sea en sentido figurado, la noticia, así llegue a las diez de la noche, debe ser tratada en el momento y no caer en el «lo dejo para mañana».
-La profesión como fuente inagotable de vida
Esa pasión que Carlos menciona como intacta, también se ve reflejada en los pequeños detalles que menciona: «cuando estoy en la radio y veo una noticia que yo me la comí el día anterior… ah! ¡Es una amargura total!», comenta entre risas. Y aclara que no es el deseo de obtener la primicia lo que lo mueve, sino el haberla dejado de dar cuando realmente es una noticia importante. En definitiva, el alimento del periodista, siempre será tener algo que contarle a los demás.
Insiste sobre la importancia que para él tiene, siempre, estudiar a cada personalidad que va a entrevistar, sumar a los conocimientos que ya tiene, siempre algo más. Asegura tener más de siete mil reportajes «y, supongo, que en mi carrera, deben ser más de veinte mil los que he hecho» remarca.
-¿Cómo recibiste los últimos reconocimientos y hechos que te tienen como protagonista estos últimos tiempos?
“Los 100 años en la radio argentina, en 2020, me sorprendió, no sabía, se nota que gente de acá de Misiones mandó a la página una biografía mía», señala sobre la mención en el sitio oficial de radio.gob, en una publicación especial para homenajear a los pioneros de la radiofonía nacional.
“Para mí es un orgullo estar con semejantes referentes, que han hecho de la radio, algo muy importante. Un medio que tuvo muchas subas y bajas, vaivenes, pero que se mantiene en el corazón de la gente» rescata.
También estuvo en la Feria Internacional del Libro, a la cual va periódicamente por otra de sus pasiones: la lectura.
«Profesión y pasión: memorias de un periodista deportivo misionero”, un libro que recorre vivencias y presencias en la historia del deporte de la provincia, recopilado por su colega y amigo Marcos Magáz, fue presentado tanto en esa feria, como en la Feria Provincial del libro, en Oberá: «inscripto fuera de término» aclara entre risas.
-La herencia
«El Mati es algo especial, fui el primero en tenerlo en brazos cuando nació» recuerda con los ojos llenos de amor, como en cada oportunidad que habla de Matías Zouvi, su nieto.
«Mis seis nietos tienen el mismo cariño, todos» siempre aclara: con Matias hubo una conexión especial. Quizás sin saberlo, desde muy chico, fue un gran compañero de aventuras para Carlos. Era el que lo acompañaba a las carreras, a cubrir los partidos.
«Fue creciendo, y la idea siempre fue que tenga las puertas abiertas para compartir esos acontecimientos: cuando venían clubes a jugar, carreras, siempre se sacaba fotos con todos» recuerda.
«Fui el que lo llevó por primera vez a la Bombonera, fuimos a ver el Gran Premio de Brasil” menciona con orgullo, sobre las hazañas compartidas con el Mati. “El primero en ir a Europa con el tata fue él”.
Recibido de Licenciado en Comunicación Social, Matías sigue sus pasos, pero marcando un sello propio en lo profesional. Con el cariño de abuelo, no pierde oportunidad de remarcar: “de tanto compartir, no de insistir, siguió mis pasos, pero el sí que tiene claustros, y se ha recibido con un examen final, defendiendo su tesis, con un diez magnífico”.
-De alguna manera, es una continuidad profesional.
«Creería que es una continuidad, porque es una forma de pensar, de actuar, de apasionarse, muy parecida, es decir, el Mati para mi significa algo especial, es el primer contacto diario, aunque profesionalmente se han bifurcado los caminos, porque él levantó la vara, que no lo hubiera conseguido con su abuelo en la profesión. Es sangre de mi sangre, que lo veo proyectado, del que me siento extremadamente feliz por su éxito, por su manera de conducirse en la vida, y por su enorme capacidad para el trabajo. La actitud, con valores humanos ante la vida».
-¿Sentís que cambiaste ese camino familiar, sin imponer, ¿sino guiando profesionalmente?
«Yo creo que sí, él se nutrió de esto. El amor por el deporte, su capacidad de aprendizaje. A mí a veces me sorprende, porque yo, sin imponerle cosas, el haber compartido muchas cosas que a mí me gustan, él lo fue tomando y lo veo cuando me dice: “Che tata, te acordás cuando dijiste tal cosa, o mencionaste tal otra” y, recuerda aquellas charlas o aquellos momentos compartidos, veo cómo fue incorporando cuestiones, que después las saca a relucir. Entonces veo como ese no haber impuesto nada, él fue tomando de manera natural, muchas cosas y las fue perfeccionado de manera profesional. No a machetazos como el abuelo (risas)”.