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Luis Caputo ya detonó la gestión de tres ministerios: Infraestructura, Interior y Capital Humano. Los costos políticos y sociales del superávit financiero.

El ministro de Economía avanza de manera inexorable sobre las demás carteras, absorbe áreas y a la vez le pisa los fondos a sus compañeros del gabinete. La expansión de Caputo, acompañada por un feroz recorte de los gastos, se traduce en el superávit fiscal pero también tiene un lado B: las enormes complicaciones de gestión para Javier Milei en los demás ministerios acompañado por un escenario de conflictividad social cada vez más extendido.

La crisis nerviosa de Sandra Pettovello es apenas una muestra del martirio al que Luis Caputo somete, con el respaldo de Javier Milei y Nicolas Posse, al resto de los ministros. Más allá del superávit financiero de los primeros 80 días de la gestión del nuevo presidente, Caputo sembró un delicado escenario político y social. Paro general de CGT, paro de trenes, paro de los trabajadores de Sanidad, paro y movilización de docentes, protestas de los movimientos sociales además de salarios y jubilaciones pulverizados por la devaluación y la creciente inflación de más del 45% acumulada en los primeros dos meses de gobierno.

Pettovello no fue la única ni la primera víctima de Caputo en el gabinete. La primera presa de «Toto» fue el desplazado Guillermo Ferraro.

Apenas asumido, Caputo desguazó el súper ministerio que iba a comandar Ferraro y absorbió las secretarías de Energía y Minería. Pero también complicó la gestión de Infraestructura al golpear el área de Transporte, con quita de subsidios a través de la eliminación del fondo compensador al transporte del interior.

 

En tándem con Posse, el ministro de Economía pisó fondos y forzó la renuncia de Ferraro salpicado por sospechas de filtrar información de las herméticas reuniones de gabinete.

No fue el único funcionario que padece la supervigilancia del jefe de gabinete quien esta semana inquietó a Pettovello al detallarle encuentros privados y hasta el destino de sus vacaciones a Punta del Este.

Anoche, Caputo desmintió las versiones de roces con Pettovello. La ministra inició su gestión, al igual que Ferraro, al frente de un super ministerio que incluya Desarrollo Social, Trabajo, Salud y Educación. Pero en poco más de dos meses chocó con su propia falta de experiencia para gestionar y con el recorte de fondos aplicado por Caputo para blindar el superávit financiero a cualquier costo.

Así fue como, frente a su cartera, se desplegaron las filas del hambre que le valieron un reto público del Episcopado por la emergencia alimentaria y la falta de envío de comida a los comedores comunitarios.

Pettovello sufrió además con la expulsión del cordobés Osvaldo Giordano de la ANSeS, aún sin reemplazo. Recluida, la funcionaria que actúa como sostén emocional de Javier Milei, se replegó de la gestión y ni siquiera participó de la reunión del consejo del salario mínimo que quedó a cargo de Omar Yasin, el secretario de Trabajo. Hasta hace algunas horas, la funcionaria seguía sin agenda oficial de actividades de cara a la protesta con más de 500 cortes que inician este viernes las organizaciones sociales en reclamo de ayuda alimentaria.

Sin embargo, Pettovello no es la única que padece a Caputo. En el ministerio del Interior sucede algo similar. Guillermo Francos se quedó con la relación económica con las provincias que fue absorbida por Economía y dejó a la cartera política desnuda de recursos ante los gobernadores. Fue Caputo también quien detonó la negociación iniciada por Francos por la coparticipación del Impuesto PAIS que derivó con el fracaso de la ley ómnibus.

Caputo centralizó la relación con los gobernadores a través del control de la caja para las provincias, con un recorte del 98% de las transferencias discrecionales, el freno de partidas para obra pública, la quita de subsidios para el transporte del interior y el recorte de fondos para el pago de salarios a los docentes. Un combo de medidas que anuló el poder de negociación de Francos y lo desdibujó como interlocutor político frente a las provincias.

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