Sergio Massa, luego de la victoria en las generales, marca el fin de la grieta y llama a un gobierno de unidad nacional, teniendo como modelo el de la “Renovación”, busca la incorporación de los mejores sin importar el origen. Por otro lado, crece la decepción en la militancia liberal después del acuerdo Milei – Macri.
Por Fernando Retamozo
En política muchas veces se confunde el pragmatismo con el oportunismo. Desde los antiguos griegos, incluso pasando por el tomismo medieval, nos marcan que la acción política justa es aquella que se coloca en el medio, separándose de los extremos y erradicando sus grietas. Un líder entiende la necesidad y la exigencia de una dosis de pragmatismo justo, para lograr resultados prácticos y así mejorarle la vida a la gente, pero la aceptación solamente de lo que impone las circunstancias, dejando de lado las ideas y renunciando a todo lo que profesaste y defendiste, uniéndote con quienes señalaste como lo peor del país, eso no es pragmatismo, eso es un vil oportunismo.
“La grieta conmigo se murió y empieza una nueva etapa” afirmó Massa, en su alocución post victoria del domingo pasado, como un pragmático estadista sabe que no hay más lugar para divisiones, por ello convoca, a un gobierno de unidad nacional, un gobierno de los mejores, sin importar partido de origen ni ideología, lo único que interesa es su valía para la construcción de una nueva Patria.
Al igual que el modelo Renovador en Misiones, el ministro – candidato busca una sociedad sin odio, donde los mejores estén en el gobierno, entendiendo la necesidad de reformas económicas duraderas en el país, por consiguiente quiere formar una nueva mayoría transversal que sirva de sustento a estas medidas.
La sociedad, cansada de las viejas antinomias ve en Massa algo nuevo y seguro, sin hacer ningún salto al vacío, encuentra en él previsibilidad y tranquilidad, sumado a la gobernabilidad que ostentaría un posible gobierno peronista. Incluso el editor de la sección latinoamericana del Financial Times, Michael Stott, pronosticó que una presidencia de Massa, sería la única posibilidad que tiene la Argentina para llevar adelante reformas económicas que el país necesita. Hasta el mercado gira al peso nuevamente, crecen los plazos fijos y cae el dólar.
Por eso, de cara al balotaje del 19 de noviembre, las primeras encuestas pronostican un triunfo de Massa sobre Milei. El ministro de Economía estaría reuniendo votos que estuvieron con la izquierda, Schiaretti, del radicalismo neutral y del PRO que simpatiza con Larreta. Inclusive, hay sectores liberales que se alejan de Milei por su acuerdo con Macri, quien representa un apellido central de la “casta” que juraban combatir.
Milei, el anticasta (previo a las elecciones generales), hizo muestra de un oportunismo político sin límites y tiró por la borda todos los ideales que lo llevaron a ser el más votado de las PASO, uniéndose con quien hasta la semana pasada llamaba “Montonera tira bombas”, el león que venía a comerse la casta, hoy transa con el gato, Mauricio, que encuentra en él, un instrumento servil para gobernar.
Macri expande su efecto corrosivo, destruyendo y dañando de modo irreversible todo lo que toca, implosionando Juntos por el Cambio para saltar a La Libertad Avanza, donde sus efectos ya se pueden ver, desde la deserción de referentes y militantes que ven en Macri lo peor de la casta, que venían a combatir.
En el PRO aseguran que Milei ofreció el 80% de un posible gobierno y, en ese porcentaje, entraría el manejo de la economía.
Mientras tanto, en Misiones la borocatización y el oportunismo de los dirigentes de Juntos fue inmediata, pasándose al liberalismo cuando todavía estaba tibio el cadáver de la coalición amarilla, resultando en un descontento generalizado de la sociedad, que ve en estas maniobras lo peor de la política.
Puerta, Schiavoni y Goerling son apellidos de los años 90 y del macrismo, que dejaron secuelas poco agradables en la memoria de los misioneros y hoy desplazan a la joven militancia liberal que se siente totalmente decepcionada, dando un claro ejemplo de cuando se busca el poder, por el poder mismo, sin valores, ni ética.
En esta línea, aun sorprende el silencio de los dirigentes radicales misioneros, ya que los nacionales ya repudiaron dicho acuerdo, sumado a que sus bases también marcaron su repudio.
Por otro lado, la UCR nacional y el larretismo, conjuntamente con Lilita Carrio se mostraron espantados por la decisión de Macri y Bullrich aliándose con Milei.
-Misiones Tiene la Llave
Luego de la aplastante victoria del domingo pasado y del agradecimiento del Ing. Carlos Rovira a propios y extraños, marcando una altura política que propicia la paz social que se vive en la Tierra Colorada.
Después del triunfo la Renovación se fortalece, ya que tendrá dos Senadores en representación de Misiones, dándole la llave del senado, debido a que al peronismo está a una banca del quórum propio.