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El nuevo esquema nacional de subsidios a la energía comenzará a regir en 2026 y traerá fuertes incrementos en las boletas de luz. La decisión, tomada íntegramente por el gobierno nacional, reduce los beneficios y fija topes de consumo que no contemplan la realidad climática del NEA. Misiones será una de las provincias más afectadas.

La redefinición del modelo de subsidios eléctricos anunciada por el ejecutivo de Nación, marca un giro profundo en la política energética del país. A partir de 2026, la histórica segmentación N1–N2–N3 quedará atrás y dará paso a un régimen único, más acotado y con criterios definidos exclusivamente en Buenos Aires. Las provincias no participaron del diseño ni podrán modificar ninguno de los parámetros que determinarán cuánto se pagará por la luz en cada hogar.

El nuevo esquema establece topes fijos de consumo subsidiado: 300 kWh para los meses considerados “fuertes” y apenas 150 kWh para los catalogados como “templados”. Sobre ese bloque básico se aplicará un subsidio del 50%. Todo kilovatio consumido por encima se facturará a tarifa plena, sin aportes del Estado nacional.

También quedan bajo control exclusivo del gobierno nacional los criterios para definir quiénes acceden al subsidio: nivel de ingresos (hasta tres canastas básicas), registros sociales y otras variables que se manejan de manera centralizada. Las provincias, incluida Misiones, no intervienen ni pueden adaptar el sistema a su situación socioeconómica.

El punto más crítico para el NEA está en el tratamiento climático. Marzo fue catalogado por la Nación como mes “templado”, lo que reduce el bloque subsidiado a 150 kWh. Pero en Misiones —donde el calor persiste más allá del verano tradicional— ese mes concentra históricamente uno de los picos de demanda eléctrica. El resultado será que una porción importante del consumo quedará fuera del subsidio, encareciendo las boletas por una definición hecha con la lógica térmica del centro del país.

Desde ya, el impacto final llegará a los usuarios a través de las distribuidoras provinciales, pero las reglas del juego —subas, quita de subsidios y límites de consumo— responden íntegramente a la política de recorte definida por Nación. Las provincias, aunque aparezcan como la cara visible en las facturas, no fijaron ninguna de estas condiciones.

Este nuevo marco abre un escenario de preocupación en Misiones, donde clima, demanda y poder adquisitivo, anticipan un ajuste tarifario particularmente severo.

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