Tras largas semanas de debate, negociación y “rosca”, el radicalismo misionero enfrentará un nuevo proceso interno para elegir autoridades el 10 de marzo próximo. Alejados de una realidad argentina a la que azota la crisis económica más importante en los últimos 30 años, el partido centenario sigue debatiendo cargos y no propuestas para la ciudadanía.
*Por Emilia Guevara
Al miércoles pasado, la UCR misionera estaba dividida en cuatro espacios internos: los clásicos de Hernán Damiani, el grupo subsidiado por el gobernador correntino de Martín Arjol, Evolución con Pepe Pianesi y, en cuarto lugar, el ex diputado provincial Javier Mela.
Los primeros tres se pusieron de acuerdo en dividirse los cargos partidarios, el cuarto no se doblegó y luego de una prórroga en el vencimiento logró posicionarse como candidato. Se abrió así la posibilidad de hacer elecciones partidarias con el costo para el Estado que eso conlleva, al día de hoy hablamos de, por lo menos, 50 millones de pesos.
No es de extrañar que el otro candidato sea el empresario y ex concejal Rodrigo de Arrechea. Nombre que, según fuentes consultadas, no es del agrado de nadie en el radicalismo. Es un hombre de cafetería, junto al presidente saliente, Pablo Argañaraz y el diputado Nacional, Martín Arjol. Con un pasado en el puertismo como candidato a intendente en el 2001, con la carga de haber traicionado a muchos de los dirigentes radicales y sin capacidad de diálogo sensato. Y usted se preguntará ¿cómo llegó, entonces? La respuesta es sencilla, el empresario no logró integrar ninguna lista provincial ni nacional en los procesos electivos del 2023, terminó su mandato como edil posadeño y, como es de esperarse, no puede quedarse sin un cargo desde el cual rascar algo.
En marzo, cuando el año lectivo esté comenzando y la crisis se siga profundizando por la quita de subsidios nacionales, el radicalismo misionero se va a estar gastando una buena plata del Estado para elegir a quienes quieren una placa para alimentar sus egos. El “radicalismo de café”, no tuvo la capacidad de diálogo suficiente para poner adelante las necesidades de la gente en lugar de despilfarrar dinero en votos, padrones, abrir escuelas y contratar personal para sus elecciones.
En la plataforma X (ex Twitter), los dirigentes radicales se acongojan para fortalecer la idea de que ellos son “una opción de gobierno” en la Provincia de Misiones. Nada más alejado de ser una propuesta electoral que gasta millones de pesos del Estado para sostener los mismos nombres que nunca apostaron por mejorar las condiciones de vida de la gente.
En tiempos donde la clase política está siendo continuamente cuestionada por una sociedad que reclama austeridad, surgen grandes interrogantes: ¿cuánta plata cuesta la interna radical? ¿Realmente se justifica el despilfarro para alimentar el ego de estos dirigentes atornillados a las sillas del partido?
*Periodista (USAL) – Maestrando en gobierno (UBA)